En el entorno actual, donde la dinámica del mercado cambia con facilidad al igual que las repercusiones geopolíticas, las operaciones deben ejecutarse con más rapidez y precisión que nunca. Las partes interesadas también exigen resultados de valor tangibles en un espectro más amplio de la empresa, sobre todo después del primer trimestre de la operación y durante los siguientes años.
Los responsables de las operaciones entienden que la creación de valor no puede ser una ocurrencia posterior a la operación, sino un imperativo estratégico que debe incorporarse desde el principio. Para maximizar el valor creado en una operación y alcanzar los objetivos previstos, la due diligence debe evolucionar para evaluar un abanico más amplio de factores de riesgo, como los ESG, los activos digitales y los recursos humanos, al tiempo que se identifican y evalúan todos los aspectos de las oportunidades de valor.
Al integrar la creación de valor en el proceso de due diligence, los responsables de las operaciones pueden obtener la información y los conocimientos que necesitan para sortear las posibles complejidades de la operación y tomar decisiones más precisas y seguras con mayor rapidez. A largo plazo, el análisis del valor también puede ayudar a los responsables de las operaciones a lograr mejores resultados, transformando las transacciones en oportunidades de crecimiento.