Desde que Reino Unido decidiese tras un referéndum abandonar la Unión Europea hace más de tres años, el Brexit ha estado en la agenda de todas las compañías con intereses en el país. Prepararse para un futuro incierto mientras ambas partes negociaban los términos de la salida ha sido un reto especialmente complejo para los sectores más regulados, como el financiero.
Era el caso de Admiral, compañía del sector seguros que tenía como objetivo garantizar su actividad independientemente del desenlace de las negociaciones entre Reino Unido y la UE. “Nuestro reto era poder seguir operando pese a que se produjera un Brexit ‘duro’, y que este proceso no afectara a nuestros clientes, que son nuestra principal preocupación, explica Elisa de Blas, directora general de Admiral Europe.
La aseguradora, cuya sede europea estaba en Cardiff, decidió iniciar un proceso de relocalización con el objetivo de no perder su pasaporte financiero comunitario y continuar operando en los países europeos en los que tiene una amplia presencia: España, Italia y Francia. “Empezamos un proyecto complejo, con muchas partes implicadas, asesores y, sobre todo, unos deadlines muy estrictos”, recuerda De Blas.
Ante esa necesidad de gestionar un entorno incierto, Admiral decidió confiar en KPMG. La capacidad multidisciplinar, carácter internacional y amplio conocimiento de un sector regulado y con múltiples factores fueron clave en la decisión. “Mantenemos una relación de confianza, transparente y sobre todo, conocéis un modelo de negocio que es muy complejo”, explica la directora general de la compañía.