La IX edición del Foro del Consejero ha arrancado hoy en Madrid pasando revista a los asuntos de actualidad que afectan a los consejos de las empresas bajo el título “Impulsando el crecimiento: el Consejo ante su etapa más decisiva”. El Foro ha sido organizado por KPMG, AED, Forética y el IESE.
La sesión ha sido inaugurada por Hilario Albarracín, presidente de KPMG en España. Albarracín ha destacado que “ante el escrutinio que la sociedad ejerce sobre la actividad de las empresas, es importante que el consejo ponga mayor foco en comunicarse de modo transparente con todos sus grupos de interés. No podemos olvidar que su actuación determina en buena medida la reputación de la compañía y, por tanto, su desempeño”. Además, ha añadido que “será cada vez más necesario que los consejos muestren una mayor implicación en todos los aspectos relacionados con el ámbito ESG, dando respuesta así a las cada vez más exigentes demandas de clientes, inversores, reguladores y sociedad en general”.
Por su parte Rodrigo Buenaventura, presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ha asegurado que “hay que alinear la retribución variable de los consejeros con los objetivos a largo plazo de las compañías, sobre todo los relacionados con los criterios ESG, como son la reducción de emisiones o la reputación”. Además, ha recordado el compromiso de que el 40% de los miembros de los consejos sean mujeres antes de que acabe 2022 y que el consejero es la espina dorsal del gobierno corporativo “con una responsabilidad cada vez más elevada y una expectativa de que sean superhombres que gestionen organizaciones extremadamente complejas”.
Desde VidaCaixa, su presidente no ejecutivo, Jordi Gual, ha defendido el puesto de presidente no ejecutivo en las empresas “porque fomenta el contraste de pareceres y la orientación de la empresa, siempre con una labor de supervisión para lo que es fundamental la figura del secretario del consejo y del consejo coordinador, generalmente independientes”. Además, ha hecho especial hincapié en “la importancia del propósito, que hace que las empresas tengan que convencer a los mercados de capitales de sus bondades, lo que acaba redundando en la sostenibilidad de la empresa. El modelo basado en los stakeholders adquiere mayor presencia, tanto por las restricciones de los reguladores, que aún son suaves, como por la exigencia de los ciudadanos, tanto en su papel de consumidor como en el de inversor”.