En la era actual de cambios globales sin precedentes, las empresas se enfrentan a varios riesgos geopolíticos que pueden afectar profundamente a las operaciones y al crecimiento. Durante varios años, la incertidumbre geopolítica ha encabezado la lista de preocupaciones de los directivos. Conversaciones recientes con líderes empresariales han revelado que estos riesgos ya no son teóricos, sino que tienen efectos reales y tangibles en las decisiones estratégicas y operativas.
Este informe ofrece un análisis exhaustivo de cinco retos geopolíticos a los que se enfrentarán las organizaciones en el corto plazo. Cada uno de ellos supone un desafío para las empresas, pero también ofrecen oportunidades para que las organizaciones se adapten e innoven. Al tratar el riesgo como un activo, los líderes pueden alinear la gestión de riesgos empresariales con los objetivos estratégicos, posicionando a sus organizaciones para prosperar en un mundo de incertidumbre. A medida que la geopolítica mundial sigue cambiando, mantenerse a la vanguardia es esencial para conservar la ventaja competitiva.

Principales riesgos geopolíticos en 2025
Oportunidades para que las empresas naveguen por la incertidumbre con confianza
Principales tendencias
En nuestro informe, hemos identificado cinco tendencias:
¿Qué pueden hacer los directivos?
Los líderes empresariales deben centrarse en desarrollar estrategias y marcos que transformen su respuesta geopolítica de reactiva a proactiva, incluyendo el desarrollo de enfoques holísticos de gestión de riesgos geopolíticos. Presentamos cinco pasos clave para ayudar a mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades:
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Ampliar las fuentes de capital de inversión, incluyendo el aumento del capital privado.
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Desarrollar capacidades de cumplimiento más sólidas para supervisar y responder a la evolución de la normativa.
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Mejorar la resiliencia y la reputación mediante la ciberseguridad y la gobernanza de los datos.
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Crear cadenas de suministro más cortas y sencillas desde el punto de vista geográfico, además de considerar la posibilidad de recurrir a la externalización a países “amigos”.
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Centrarse e invertir en la cultura corporativa para ayudar a garantizar la alineación con los valores y las fuerzas laborales cambiantes.