El crecimiento del PIB español en 2023 confirmó nuestras previsiones, situándose en el 2,5%, muy por encima del registrado en la Eurozona. Este buen desempeño se ha prolongado durante los primeros meses de 2024, sobre todo porque algunos de los factores que impulsaron el crecimiento en 2023 se han mantenido. Sin embargo, este ritmo de expansión se debilitará lentamente a lo largo de 2024 y 2025. En la economía española aún se nota el impacto de la pandemia. La contracción de 2020 fue mayor que en otras economías avanzadas y, aunque la recuperación ha sido robusta, España aún permanece rezagada respecto a otras economías europeas con relación a los niveles de PIB per cápita o de consumo privado. Esa brecha se seguirá reduciendo en los próximos ejercicios, pero a un ritmo menor que el de los últimos años.
Las exportaciones, especialmente las de servicios, y el consumo público fueron las principales palancas del crecimiento de la demanda agregada en 2023. Para 2024 y 2025, esperamos una robusta (aunque decreciente) demanda externa neta, que se verá impulsada por los servicios turísticos y no turísticos, y un mayor consumo privado a medida que los salarios reales vayan incrementándose. Por su parte, el consumo público crecerá con menor intensidad ya que las reglas fiscales europeas limitarán la expansión del gasto público. En lo que respecta a la política monetaria, como en el resto de la Eurozona, está ya comenzó a relajarse, pero a un ritmo más moderado del inicialmente previsto.
Por el lado de la oferta, el nivel de la inversión pública y privada se mantiene relativamente bajo en comparación con 2019, mientras que el crecimiento de la productividad ha sido muy limitado. El comportamiento de estas variables, sumado al reducido número de reformas estructurales aprobadas por un parlamento muy fragmentado, provoca que el aumento de la PIB potencial se apoye casi exclusivamente en la reducción del desempleo estructural que ha estimulado el crecimiento económico.
Por todo ello, esperamos un crecimiento relativamente sólido para 2024 (por encima del 2%) que en los próximos años convergerá gradualmente hacia el crecimiento del PIB potencial.
En lo que respecta a los precios, la inflación española es muy sensible a los precios del petróleo y su evolución refleja las variaciones en los precios de la energía. Hasta el último trimestre de 2023, los precios en España crecieron por debajo o a un ritmo similar al que lo hicieron en la Eurozona.
Sin embargo, desde finales del año pasado, el incremento de los precios ha sido mayor en España que en los países de su entorno. Esto se debe a la tendencia horizontal en los precios de la energía y la persistencia de la inflación en los alimentos y en los servicios. La alta demanda externa de servicios y un mercado laboral cada vez más tenso son factores que juegan en contra de la reducción de la inflación de los servicios. Nuestra previsión es que la inflación general se mantenga estable en 2024, con una reducción leve en la media del año en comparación con 2023, y un descenso notable en 2025.
El desempleo seguirá reduciéndose por el crecimiento relativamente robusto de la economía en 2024 y 2025, pero se verá moderado por el lento crecimiento de la productividad y el incremento de los salarios reales.
En conclusión, España crecerá por encima de sus socios de la Eurozona en 2024 y 2025, pero el crecimiento diferencial se irá reduciendo. La inflación se mantendrá más alta que en la Eurozona, al contrario de lo que ocurrió durante la pandemia y 2023, pero, a corto plazo, no repercutirá negativamente en la fortaleza de la demanda externa.