Las transformaciones digitales están reconfigurando la estructura de las empresas y las formas de trabajo de los equipos. Y no solo eso, sino que también están cambiando la forma en la que las empresas se relacionan con sus clientes y les ofrecen sus servicios y productos.
Estos factores, unidos a la producción de datos en grandes cantidades, están creando nuevas dinámicas en las negociaciones. Antes bastaba con evaluar las ventas y los costes históricos y proyectar los ingresos futuros para ayudar a los inversores a determinar la viabilidad de una operación. En la actualidad, los responsables de las operaciones se enfrentan a presiones cada vez mayores para crear valor adicional en mercados altamente competitivos y cambiantes, por lo que necesitan evaluar un conjunto más amplio de factores para obtener una imagen completa del potencial del valor de una operación a largo plazo.
Desde este punto de vista, el due diligence exige una mayor apertura a la hora de evaluar la huella digital de una empresa, tanto los riesgos potenciales que presentan los negocios digitales como las palancas que pueden desbloquear oportunidades de ingresos en términos de nuevos productos y servicios, adquisición de clientes, retención, penetración y cuotas de cartera. Con una visión más amplia, los negociadores pueden hacerse una idea más precisa del valor de una operación y de su viabilidad futura.