El concepto de invertir en productos centrados en el medio ambiente, la sociedad y la gobernanza (ESG) no es nuevo. Los inversores institucionales han modelado durante mucho tiempo sus estrategias de inversión en torno a temas socialmente responsables, como aire y agua limpios, diversidad, derechos humanos y prácticas justas en el lugar de trabajo.
Sin embargo, la inversión sostenible en su forma actual ha experimentado recientemente un impulso considerable en el mercado, generando grandes flujos de entrada en productos enfocados en ESG, lo que resultó en una tasa de crecimiento anual compuesto promedio (CAGR) del 27% en activos globales bajo administración (AUM) durante los últimos seis años.