Cuando un virus, gusano o Hacker penetra las defensas y accede a información confidencial, genera afectaciones y hasta caídas de servicios en los sistemas críticos; consecuencias que pueden ser muy negativas para el negocio. Es por esto, que las organizaciones conscientes de la seguridad regularmente evalúan los riesgos e implementan medidas para contrarrestarlos, en proporción al valor de los activos que están tratando de proteger. Sin embargo, ¿cómo saben si sus esfuerzos son suficientes?

Existe un alto porcentaje de empresas que son víctimas de ataques, provenientes de programas malignos o hackers y aunque se realice la detección de los ataques, muchas de estas empresas no estaban preparadas para contrarrestarlos.

Estos riesgos se van incrementando a un ritmo impresionante debido a la creciente masificación de herramientas tecnológicas, dispositivos inteligentes, redes sociales y la necesidad imperiosa de las personas de estar conectados en todo momento.

El establecimiento de un marco de seguridad de información y la constante evaluación de las políticas, procedimientos y controles de seguridad, permiten a las empresas transmitir confianza tanto a nivel externo (proveedores, clientes, organismos regulatorios) como a nivel interno (Junta directiva, socios estratégicos, empleados).

La industria se está moviendo hacia programas de seguridad más proactivos y hacia un rendimiento basado en el riesgo que busca que las iniciativas de seguridad de información estén integradas en los procesos y las métricas de negocio.

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