El surgimiento de nuevas tecnologías y servicios, facilitan el manejo y disponibilidad de la información con la desventaja de abrir nuevas brechas e incrementar la exposición de los datos confidenciales y de la información de identificación personal.

Las iniciativas tradicionales de protección de información incluyen las evaluaciones de riesgos de seguridad, auditorías de cumplimiento, la gestión del riesgo, así como la identificación oportuna de brechas de seguridad. Proteger la información de su organización depende de estas iniciativas y de establecer mecanismos proactivos que evalúen de manera periódica la efectividad de los controles ante la implementación de las nuevas tendencias tecnológicas.

El establecimiento de un marco de seguridad de información y la constante evaluación de las políticas, procedimientos y controles de seguridad, permiten a las empresas transmitir confianza tanto a nivel externo (proveedores, clientes, organismos regulatorios) como a nivel interno (Junta directiva, socios estratégicos, empleados).

La industria se está moviendo hacia programas de seguridad más proactivos y hacia un rendimiento basado en el riesgo que busca que las iniciativas de seguridad de información estén integradas en los procesos y las métricas de negocio.

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