Por: Pablo Quintero, Socio de Asesoría en Servicios de Tecnología y Transformación de KPMG México
Actualmente, las empresas están experimentando grandes beneficios gracias a la transformación digital, la cual, además de impulsar la innovación y mejorar el rendimiento, les permite enfocarse en generar rentabilidad.
En este contexto, la inteligencia artificial (IA) está revolucionando la productividad de la fuerza laboral, transformando la manera en que desempeña sus tareas y reestructurando la operación de las organizaciones. Así, la tendencia de habilitar capacidades tanto de IA como de inteligencia artificial generativa (IAGen) promete ser esencial para alcanzar los objetivos de negocio.
Pese a lo anterior, de acuerdo con el informe 2024 KPMG US technology survey report: The digital dividend, cerca de 80% de las áreas de tecnologías de la información (TI) en Estados Unidos (EE.UU.) presentan dificultades para seguir el ritmo de la innovación, dada la constante evolución dirigida a agentes de IA, los cuales representan un cambio de paradigma, pues actuarán de manera independiente, perseguirán objetivos específicos y operarán en flujos de trabajo complejos.
Esta transformación cambiará todo: cómo se realiza el trabajo, la manera en que se toman decisiones y cómo se genera valor; sin embargo, la adopción de estas funcionalidades requiere un gran esfuerzo, tanto por parte de las áreas de TI como las de negocio.
Al respecto, es importante mencionar que el resultado a mediano y largo plazo puede no ser claro en ocasiones, por lo que en un inicio, adoptar un enfoque práctico y centrarse en la automatización generaría valor de manera inmediata, al tiempo que las compañías se preparan estratégicamente para un uso generalizado de tecnologías avanzadas.
Al inicio, se recomienda identificar los casos de uso específicos, que suelen estar asociados a tareas con un alto componente manual o que requieren de muchos recursos humanos para su ejecución; es decir, labores repetitivas y sin necesidad de un análisis profundo.
Otra sugerencia es utilizar elementos de IA o agentes ya disponibles en las plataformas tecnológicas. Es común que, sin saberlo, las empresas ya cuenten con estas herramientas, listas para ser utilizadas y cubrir las necesidades de una o varias áreas del negocio.
Una estrategia adicional consiste en simplificar operaciones mediante la automatización en una sola función, como Finanzas, Recursos Humanos (RR.HH.) o un centro de servicios compartidos, a fin de construir confianza y habilitar las capacidades necesarias para concentrar los esfuerzos de manera efectiva.
Para lograr lo anterior, un elemento importante a considerar como guía son los procesos de negocio, pues comprenderlos y profundizar en ellos hasta los niveles tres o cuatro de actividad ayudará a determinar en dónde la automatización tendrá mayor impacto.
Finalmente, pero no menos importante, es indispensable preparar a los equipos para adaptarse a los cambios, brindándoles capacitación en las herramientas a emplear y estableciendo estructuras de gobierno que definan las funciones en evolución, con el objetivo de liderar el cambio cultural que esta transformación exige, ya que no solo se trata de un tema tecnológico, sino de una cuestión de negocio.
Aunado a lo anterior, los agentes exigirán una alineación más estrecha entre quienes lideran el negocio y quienes encabezan las iniciativas tecnológicas. El éxito dependerá de una visión compartida, una ejecución coordinada y un plan claro que permita integrar la inteligencia a escala.