América Latina y el Caribe (ALC) están a la vanguardia de la crisis climática y de biodiversidad mundial. Hogar para aproximadamente el 40% de la biodiversidad del planeta, la región enfrenta una rápida degradación ecológica debido a la deforestación, las prácticas agrícolas insostenibles y el impacto del cambio climático. Este deterioro ambiental amenaza los servicios vitales de los ecosistemas, la seguridad alimentaria y los medios de vida de millones de personas. (http://iadb.org)
El cambio climático exacerba las vulnerabilidades existentes en ALC. Los desastres naturales, intensificados por los cambios climáticos, empujan anualmente a entre 150.000 y 2,1 millones de personas a la pobreza extrema. Las proyecciones indican que para 2030, el cambio climático podría empujar a 3 millones de personas a la pobreza cada año. Se prevé que los rendimientos agrícolas, especialmente los de alimentos básicos como el frijol y el maíz, disminuyan hasta un 20% en América Central y el Caribe, lo que podría poner en peligro la seguridad alimentaria (http://worldbank.org), poniendo aún más de relieve la necesidad de garantizar una transición energética justa.
A pesar de estos desafíos, ALC posee importantes oportunidades para el desarrollo sostenible. La región genera más del 60% de su electricidad a partir de fuentes renovables, lo que la posiciona como líder en energías limpias. Iniciativas como la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde de Chile apuntan a producir hasta 160 millones de toneladas de hidrógeno limpio anualmente para 2050, aprovechando abundantes recursos renovables. (http://reuters.com)
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