La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una herramienta operativa para convertirse en un factor transformador del modelo de negocio y de la estrategia organizacional. Su capacidad para generar información, anticipar comportamientos y redefinir procesos abre nuevas oportunidades, pero también implica riesgos que requieren una supervisión consciente y estratégica.

En este contexto, el Consejo de Administración desempeña un rol clave para garantizar que la adopción de la IA esté alineada con los objetivos de largo plazo, con una gobernanza sólida y una visión ética que mitigue posibles impactos negativos en la organización y sus grupos de interés.

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