Por: Alejandro Pagés, Director de Asesoría en Sustentabilidad, ASG y Economía Circular de KPMG México 

Actualmente, el mayor reto para la sociedad de consumo es lograr reducir la huella material que alimenta las prácticas de explotación ambiental y social. Esto derivado del rápido crecimiento de la demanda global, con la cual ya hemos rebasado seis de los nueve límites planetarios, que son las fronteras ecológicas para mantener la vida y el bienestar de los seres vivos en la Tierra.1

Lo anterior, sin duda, compromete las capacidades de las futuras generaciones; sin embargo, aún existen posibilidades para revertir esta tendencia, si modificamos los patrones de producción y consumo de manera inmediata.

En este contexto, los mercados minoristas y de consumo representan parte del problema, pero también de la solución. Al enfocarse en la sostenibilidad, estos pueden abordar los retos ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG), y contribuir a la salud del planeta y sus habitantes a largo plazo.

No obstante, es importante destacar que estos desafíos no se limitan a una sola industria, sino que afectan a todos los sectores de la economía. Dicho esto, entre los principales retos que enfrentan los mercados de consumo y venta al por menor se encuentran los siguientes:

1.     Impulsar el desarrollo de la economía circular

Para lograr un mayor bienestar que reduzca la explotación de recursos vírgenes y materiales, es importante fomentar la reutilización, el reúso y la remanufactura de bienes, desvinculándolos del crecimiento económico y evitando la generación de desperdicios.

2.     Satisfacer la demanda de productos sostenibles

Los consumidores son cada vez más conscientes del impacto medioambiental de sus compras, por lo que buscan productos que sean respetuosos con el medioambiente. Esto ha provocado un aumento de la demanda de alimentos orgánicos, energías renovables y ropa ecológica; sin embargo, la oferta de estos productos es limitada y el precio suele ser más alto que el de los tradicionales, lo que dificulta su adopción generalizada.

3.     Promover prácticas laborales justas y responsables

El impacto social derivado de las compras se ha convertido en un tema crítico para los clientes. En particular, existe gran preocupación por las prácticas laborales justas, la esclavitud moderna, el trabajo infantil, los derechos humanos y la justicia social. Por ende, los minoristas sienten presión para procurar que sus cadenas de suministro estén libres de trabajo forzoso y trata de personas, y se enfoquen más en la diversidad e inclusión dentro de su plantilla y base de proveedores.

4.     Aumentar la transparencia

Los clientes exigen mayor transparencia y rendición de cuentas a las organizaciones para tomar decisiones informadas sobre el impacto de los productos, específicamente sobre cómo se fabrican y de dónde vienen. En este sentido, se demanda una mejor gobernanza por parte de las empresas minoristas para divulgar más y mejor información sobre sus cadenas de suministro, su impacto ambiental y sus prácticas de responsabilidad social.

5.     Gestionar el costo de la implementación de prácticas sostenibles

A múltiples minoristas les preocupa que invertir en sostenibilidad aumente los costos y reduzca las ganancias; no obstante, las evidencias muestran que una estrategia adecuada de transformación permite disminuir los costos a largo plazo y aumentar los beneficios para los accionistas, las partes interesadas, los consumidores y el planeta.

Sin duda, el mayor desafío para las empresas y la sociedad es reconocer la necesidad de modificar los patrones de producción insostenibles y los hábitos de consumo que impulsan la oferta.

Para enfrentar estos retos, los mercados de consumo y minoristas están tomando distintas medidas que les permiten abordar y mejorar la sostenibilidad ambiental y social:

a)     Adoptar estándares de sostenibilidad

Al adoptarlos, las empresas están logrando avances significativos en la disminución de su huella de carbono, puesto que les permite identificar las acciones más efectivas, como utilizar energías renovables o reducir los desperdicios. Estos estándares suelen estar certificados por compañías independientes, lo que brinda mayor seguridad a los consumidores de que los productos que compran son sostenibles.

b)     Responder al aumento de la demanda con nuevos modelos de negocio circulares

Para responder a la demanda, las compañías deben elaborar productos con materiales rediseñados, recuperados y renovables, o bien, con ingredientes orgánicos que cumplan con los estándares de sostenibilidad. Esto incluye el abastecimiento de materias primas de fuentes sostenibles y trazables, la reducción de las emisiones de carbono durante el transporte y la adopción de prácticas de economía circular.

c)     Invertir en investigación y desarrollo para la innovación de productos y servicios

Crear productos innovadores con baja huella de carbono y energéticamente eficientes, como los vehículos eléctricos, electrodomésticos de bajo consumo y fuentes de energía renovables, permite atender las preocupaciones de los clientes sobre el clima y la biodiversidad.

d)     Adoptar prácticas internas de responsabilidad social corporativa y apoyar causas sociales

Implementar políticas que promuevan la no discriminación laboral, la equidad salarial, la igualdad de género, así como la justicia racial y ambiental, logra beneficiar a la empresa y sus partes interesadas.

La mayoría de las empresas y consumidores aún no son conscientes del impacto ambiental y social de sus decisiones de compra. Este desafío requiere esfuerzos de educación y sensibilización, así como del desarrollo e impulso de regulaciones públicas adecuadas.

En conclusión, los mercados minoristas y de consumo enfrentan importantes retos, pero deben aprovechar las oportunidades que conllevan, mediante la adopción de estrategias ASG y de economía circular, que pueden transformar la visión del negocio y asegurar su relevancia en el futuro.

All planetary boundaries mapped out for the first time, six of nine crossed, Stockholm Resilience Centre, 2023.

Nota: las ideas y opiniones expresadas en este escrito son de quienes firman el artículo y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México.

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