En este contexto, reconocen la necesidad de redefinir el papel y las capacidades de sus organizaciones, además de adaptar sus estrategias de crecimiento. Al respecto, las capacidades de liderazgo más valoradas actualmente son: mayor agilidad y rapidez en la toma de decisiones (26%), transparencia en la comunicación (24%) y habilidad para identificar, priorizar y gestionar riesgos (23%).
En cuanto a los riesgos, la incertidumbre económica se percibe como la principal amenaza, y la resiliencia organizacional sigue siendo una cualidad indispensable. Esto se aplica en múltiples ámbitos, por ejemplo, tecnología: ciberseguridad, protección de datos, uso ético de la IA; talento: escasez de habilidades y necesidad urgente de capacitación, especialmente en IA, y factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG): navegar un entorno cada vez más polarizado y politizado, cumpliendo con normativas y exigencias crecientes en materia de sostenibilidad.
El panorama global es complejo, pero también impulsa a las empresas a buscar crecimiento, prosperidad organizacional y prácticas sostenibles que aseguren su permanencia a largo plazo. Las presiones son significativas, aunque también lo son las oportunidades para quienes sepan avanzar y gestionar los riesgos con precisión.