Por: Antonio Zuazua, Socio Líder de Impuestos Indirectos de KPMG México
La revolución tecnológica actual ha transformado significativamente la manera en que las organizaciones gestionan sus operaciones fiscales. En este contexto, la inteligencia artificial (IA) integrada en los sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP, por sus siglas en inglés) se posiciona como un elemento clave para optimizar los modelos operativos tributarios, aportando eficiencia, precisión y una integración superior a la de métodos tradicionales.
Hoy en día, la gestión tributaria enfrenta desafíos crecientes debido a la constante evolución de las distitas regulaciones y la exigencia de transparentar los procesos por parte de las autoridades fiscales. En este dinámico panorama, integrar herramientas de IA, tales como el aprendizaje automático (ML, por sus siglas en inglés) y el procesamiento del lenguaje natural (NLP, por sus siglas en inglés), junto con plataformas de ERP robustas, permite a las empresas gestionar de manera eficiente su información fiscal, optimizar tiempos, recursos y minimizar riesgos de incumplimiento.
Una ventaja destacable al integrar IA en los procesos de sistemas de ERP radica en su capacidad predictiva y en la gestión centralizada de datos, pues proporciona una plataforma integrada que consolida y centraliza información de las organizaciones, lo que facilita la aplicación de algoritmos avanzados de IA para analizar grandes volúmenes de datos históricos e identificar patrones, previendo potenciales escenarios fiscales futuros. Esto permite a las organizaciones tomar decisiones estratégicas proactivas, mitigando riesgos y aprovechando oportunidades fiscales de manera ágil y efectiva.
Asimismo, es posible automatizar procesos repetitivos y críticos, tales como la recopilación, validación, procesamiento y reporte de información fiscal. En este sentido, las tecnologías de automatización robótica de procesos (RPA, por sus siglas en inglés) pueden llevar a cabo estas tareas con una alta precisión y velocidad, reduciendo significativamente errores humanos y optimizando recursos. Esto no solo libera al personal para centrarse en actividades estratégicas y de alto valor agregado, sino que también mejora la eficiencia y la satisfacción laboral mediante una asignación más efectiva de recursos.
Además, los sistemas ERP enriquecidos con IA posibilitan una interacción mejorada con otros sistemas organizacionales y externos, como bancos, proveedores y autoridades fiscales, a través de interfaces avanzadas que aseguran el intercambio seguro y eficiente de información crítica. Esto no solo agiliza los procesos internos, sino que también contribuye a la reducción de tiempos de respuesta frente a auditorías y requerimientos regulatorios.
Es crucial subrayar que una implementación efectiva de estas tecnologías requiere un análisis previo exhaustivo y una planificación estratégica detallada, por lo que las empresas deben evaluar cuidadosamente factores como la calidad y disponibilidad de sus datos, la compatibilidad e integración entre IA y ERP, la necesidad de capacitación continua de su personal, entre otros. Además, la seguridad de datos y la gestión de privacidad también son elementos fundamentales que deben abordarse mediante políticas claras y sistemas robustos de protección.
Finalmente, una estrategia exitosa de implementación de IA debe incluir monitoreo continuo y optimización constante, ya que la evolución tecnológica y los cambios regulatorios demandan que estas soluciones sean flexibles y adaptables, permitiendo actualizaciones frecuentes que respondan a las nuevas exigencias fiscales y operativas del mercado.