Aviación en Chile con sostenibilidad
Aviación en Chile con sostenibilidad
Es clave desarrollar una estrategia en infraestructura y en política tarifaria competitiva.
Es clave desarrollar una estrategia en infraestructura y en precios competitivos.
Chile es el tercer país en cuanto a pasajeros de la región después de Brasil y Colombia, seguida de cerca por los volúmenes anuales de Perú y Argentina. Esto a pesar que Chile cuenta con uno de los principales “hubs” del Cono Sur y con la mayor aerolínea de Latinoamérica.
Además de ello es uno de los países con un CAGR (tasa de crecimiento anual compuesta, en sus siglas en inglés) más bajo de la región con un 5% acumulado en los últimos 5 años, detrás de países como Argentina y Bolivia donde su crecimiento ha sido de dos dígitos (10% y 11%, respectivamente) y por debajo también de países como Perú y Colombia con crecimientos acumulados del 8%.
Si nos preguntamos el porqué de esta realidad del transporte aéreo en Chile, podemos encontrar variadas razones: la evolución económica del país, la infraestructura aeroportuarias y tardía llegada del modelo de bajo costo al país.
La desaceleración de la economía chilena de los últimos años es uno de los factores más relevantes, aunque no el único. El tráfico aéreo está estrechamente ligado a los factores macroeconómicos del país. Chile en los últimos cinco años ha tenido unos GDP decrecientes, hasta el 1,6% del 2016. Estas tasas de crecimiento de la economía son muy bajas para incentivar el transporte aéreo, aunque no son la única causa dado que es una tónica generalizada en la región. Otras economías como la colombiana pese a tener evoluciones del GDP similares a Chile (caída de crecimiento en los tres últimos años), presenta un crecimientos acumulados del 8% del tráfico aéreo. Esto nos lleva a pensar que el desarrollo económico no es el único factor que ha condicionado el crecimiento de tráfico de Chile.
Otro de los aspectos clave es el desarrollo de la infraestructura aeroportuaria. Si consideramos la evolución de los pasajeros transportados en los principales aeropuertos de sudamérica que compiten como hubs regionales con el aeropuerto Comodoro Arturo Merino de Santiago, podemos constatar como el aeropuerto de Lima, para el ejercicio 2016, lo sobrepasa en número de pasajeros.
La ampliación y remodelación de las terminales del aeropuerto, que entrarán en funcionamiento en el año 2020, darán una nueva capacidad a Comodoro Arturo Merino de alojar a 30 millones de pasajeros anuales. Sin embargo, los países competidores de la región también están implementado estrategias de crecimiento aeroportuario en sus infraestructuras principales. Por ejemplo, Bogotá- El Dorado, el Gobierno colombiano tiene proyectada la ampliación del aeropuerto con nueva terminal, la construcción de una tercera pista y también está en estudio el aeropuerto de La Sabana, donde se concentrarían todas las aerolíneas de bajo costo y la aviación general, aspecto que mejorarían las operaciones hub de El Dorado y por tanto la capacidad para aumentar el número de pasajeros transportados. Por otro lado, Lima- Jorge Chavez, el Gobierno peruano ya ha dado visto bueno para la ampliación del aeropuerto de Lima que contará con una nueva terminal y una pista adicional para que el nuevo aeropuerto pueda convertirse en el aeropuerto internacional líder de la zona andina.
Si bien, la mejora operativa del aeropuerto de Santiago irá enfocada hacia el área terminal, no apunta al problema existente en la parte de las operaciones (denominado lado aire), donde el aeropuerto de Santiago cuenta con uno de los ratios más bajo de operaciones por hora entre sus comparables y donde medidas como las de sus competidores podrían mejorar sustancialmente la capacidad de crecimiento junto con las inversiones planificadas.
Hasta la pasada década, el tráfico aéreo en Chile estaba controlado por compañías tradicionales, lo que hacía que el desarrollo de la demanda fuese más lento que cuando aparecen compañías bajo este nuevo modelo de tanto éxito en Estados Unidos, Europa y Asia. El efecto conseguido ha sido un aumento aproximado del 7% en el tráfico aéreo doméstico chileno para el ejercicio 2017, incremento que ha ido a las compañías de bajo costo, dado que las tradicionales siguen manteniendo volúmenes de pasajeros similares gracias a su adaptación a modelos tarifarios equiparables a sus nuevos competidores.
El transporte aéreo es básico para una región, dado que es un impulsor de los negocios y del turismo. Por ello que es tan relevante tener una estrategia como país para liderar esta industria de una forma sostenible. Esta estrategia se tiene que fundamentar en una política de infraestructura de largo plazo, para poder crecer cuando otros aeropuertos estén saturados, una política tarifaria competitiva, para que esta competitividad se traspase a los pasajeros y que haya cada vez más chilenos y no chilenos que vuelen incentivando modelos de bajo costo que universalicen el transporte aéreo.
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