La transición energética continúa avanzando de manera rápida pero desordenada. Esta es la principal conclusión de la edición 2025 del Statistical Review of World Energy, elaborada por KPMG, el Energy Institute y Kearney.
El estudio muestra que la demanda mundial de energía continúa creciendo, impulsada por factores como la reindustrialización, la seguridad energética y los intereses geopolíticos. Sin embargo, el ritmo de adopción de fuentes de energía limpia aún dista mucho del necesario para cumplir con los objetivos climáticos establecidos en foros como la COP28.
Sin embargo, el informe revela avances significativos en el uso de energías renovables en la región, así como algunas vulnerabilidades que son características del entorno global.
El crecimiento de las importaciones de gas natural, el estancamiento en la capacidad de refinación y la ausencia de una política energética industrial robusta son señales de que la transición energética también enfrenta obstáculos importantes.
¿Cómo está evolucionado la transición energética en el mundo?
Los datos muestran que la transición energética dista mucho de ser lineal. Gobiernos y empresas se enfrentan a grandes presiones en materia de seguridad energética, estabilidad económica y objetivos ambientales, a menudo en direcciones opuestas.
El escenario global:
La demanda de energía creció un 2% en 2024.
Todas las fuentes han crecido: fósiles y renovables.
La electricidad crece dos veces más rápido que la energía total.
China lidera la transición, mientras Europa se desacelera.
Desafío: El mundo quiere descarbonizarse, pero todavía depende del petróleo, el gas y el carbón para mantener la economía en funcionamiento.
¿Y en nuestra región?
En América del Sur, la producción de petróleo también registró un aumento considerable, especialmente en Argentina, dónde la capacidad de refinación creció en 20.000 b/d durante 2024. Sin embargo, la oferta total de energía mostró un crecimiento menor al 1%, explicada principalmente por los incrementos en energía nuclear y renovable. En el resto de la región, en tanto, los datos confirman un estancamiento en la capacidad de producción/refinación de petróleo, lo que en el mediano plazo podría reforzar la dependencia de las importaciones, comprometiendo así la seguridad energética a futuro. Asimismo, no es un secreto que la transición energética también enfrenta limitaciones estructurales en nuestra región, especialmente debido a la baja digitalización de la red eléctrica, los cuellos de botella logísticos y la falta de incentivos a la innovación. A pesar de ello, la región puede transformarse en un líder en materia de energías limpias. El crecimiento observado de estas fuentes en las matrices energéticas de los países que la componen, en conjunto a los abundantes recursos naturales y su neutralidad geopolítica son elementos cruciales para impulsar esa transición.
¿Por qué la transición global se dice que es “desordenada”?
Porque cada país sigue su propia estrategia. El estudio revela un escenario de:
- Fragmentación regulatoria.
- Tensiones geopolíticas.
- Prioridades nacionales conflictivas.
Datos globales: La eficiencia energética ha dejado de mejorar. El objetivo de «duplicar la eficiencia para 2030» parece muy lejano.
¿Qué deben hacer las empresas?
Las organizaciones necesitan ajustar sus estrategias en función de los datos, no solo de las tendencias.
Recomendaciones de KPMG :
- - Planes basados en escenarios reales y regionales.
- - Evaluación de los riesgos regulatorios y geopolíticos.
- - Invertir en eficiencia, innovación y resiliencia.
- - Buscar posicionamiento en cadenas “verdes” globales.
El futuro energético será competitivo.
La transición energética es una oportunidad única para alinear el crecimiento económico con la sostenibilidad. La región de América del Sur puede ser protagonista, pero deberá actuar con visión, planificación y agilidad.
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