Por: Angelica Rodriguez

Supervisora de Manufactura y Servicios

KPMG Colombia

En un mundo marcado por el cambio constante, liderar a las nuevas generaciones requiere mucho más que autoridad o experiencia y un liderazgo efectivo no se basa en controlar cada paso, sino en permitir que las personas experimenten, creen y aprendan, en escuchar activamente a los equipos no significa simplemente oír sus opiniones, sino comprender sus necesidades, inquietudes y propuestas, esta capacidad de escucha permite tomar decisiones más acertadas, fortalecer la confianza y fomentar un ambiente donde todos se sienten valorados.

Un líder que habla de respeto sin demostrarlo o lidera sin dar ejemplo pierde autoridad y confianza ante su equipo, en cambio, quien actúa con congruencia se convierte en un referente, capaz de influir positivamente en la cultura organizacional y generar compromiso positivo y es importante comprender que las nuevas generaciones valoran la autenticidad, la flexibilidad, no siguen a quien tiene un cargo, sino a quien inspira con sus acciones.

En este contexto, el líder debe estar dispuesto a aprender, desaprender y adaptarse. La flexibilidad, la empatía y la capacidad de conectar emocionalmente con los equipos son habilidades clave para guiar a quienes buscan no solo resultados, sino también sentido. Liderar a las nuevas generaciones implica acompañarlas en su desarrollo, reconocer sus talentos y permitirles participar activamente en la construcción de soluciones.

En definitiva, el liderazgo del futuro no se basa en el control, sino en la inspiración, quienes logren entender esta nueva dinámica y se comprometan con un liderazgo más humano, colaborativo y ético, estarán mejor preparados para construir equipos fuertes, adaptables y preparados para afrontar los retos de un mundo en constante cambio.