Por: Rosangela Barrios

Gerente Senior – Manufactura

KPMG Colombia

Algunos factores y eventos externos pueden afectar significativamente el desempeño financiero y el comportamiento de las entidades. Por tal razón, es de suma importancia, analizar y medir el impacto de estos factores y evaluar su efecto sobre la información de las Compañías. Estos eventos incluyen principalmente factores políticos, regulatorios, económicos, naturales y climáticos, los cuales pueden conllevar a que las Compañías revalúen y ajusten sus proyecciones y en algunos casos sus modelos de negocio, teniendo en cuenta el acceso a recursos y cualquier limitación que se pueda presentar para el desarrollo de sus actividades principales. Para ello, se deben considerar, entre otros, indicadores macroeconómicos tales como tasas de interés, tasas de cambio, inflación, y tasas de desempleo, asimismo, otros factores como aranceles e incremento de materias primas, los cuales pueden presentar fluctuaciones importantes y afectar negativamente a las entidades.

Dentro de los aspectos que deben ser analizados por la Administración producto de los factores externos, se encuentran, entre otros los siguientes:

Evaluación de negocio en marcha de acuerdo con la NIC (Norma Internacional de Contabilidad) 1 – presentación de estados financieros:

La NIC 1 establece que, al elaborar los estados financieros, la gerencia debe evaluar la capacidad que tiene la entidad para continuar en funcionamiento y al evaluar esta capacidad el grado de detalle de las consideraciones dependerá de los hechos que se presenten en cada caso. En este sentido, para aquellos sectores económicos o entidades en las cuales se han presentado efectos adversos producto de factores externos, se presentan mayores retos para la Administración, por lo cual, es importante que se tome en consideración toda la información disponible y se realice un análisis detallado indicando cómo afectan los factores su continuidad como empresa en marcha. Esta evaluación debe incluir un análisis de las cifras financieras actuales y esperadas, ajustando las proyecciones a las condiciones actuales del país, sector y entidad. Adicionalmente, debe incluir cómo la Compañía gestionará sus flujos de efectivo de tal manera que concluya si contará con la liquidez adecuada y con el acceso a los recursos necesarios para cumplir con sus obligaciones.

Adicionalmente, la Administración debe preparar un detalle de los planes de acción a implementar para subsanar las situaciones identificadas que pueden afectar su continuidad como un negocio en marcha y se deben realizar constante seguimiento a estos planes.

Determinación de la pérdida crediticia esperada (PCE):

De acuerdo con los cambios presentados por factores externos, puede resultar relevante revaluar la determinación de la pérdida crediticia esperada. Por ejemplo, en algunos sectores económicos se presenta falta de liquidez, lo cual puede conllevar al envejecimiento de las cuentas por cobrar y a un incremento significativo en el riesgo crediticio lo cual puede afectar negativamente las cifras financieras de las entidades. Es importante considerar factores cuantitativos y cualitativos y realizar actualizaciones periódicas de la PCE, realizando en los casos en que aplique una evaluación individual atendiendo a las situaciones particulares que se presenten en los deudores de las entidades. Para ello, es importante que la Administración esté atenta a cualquier cambio en los patrones de comportamiento de clientes y fortalezca sus controles internos para identificar situaciones que ameriten modificaciones en los modelos de determinación de la PCE.

Ante el incremento en el riesgo de crédito, también es importante identificar posibles efectos en el reconocimiento de ingresos de contratos con clientes, ya que, para este reconocimiento, debe ser probable que la entidad recaude la contraprestación a la que tendrá derecho a cambio de los bienes o servicios que se transferirán al cliente. 

Evaluación del deterioro de activos según la NIC 36:

La Administración debe asegurarse de que sus activos estén contabilizados por un importe no superior a su importe recuperable y, frente a los factores antes mencionados, cobra relevancia el análisis de las fuentes externas de información, con el fin de identificar si se han presentado indicios de deterioro de activos caso en el cual es requerido estimar el importe recuperable de los activos. Dentro de estos factores se destacan la disminución significativa en el valor de mercado del activo, cambios significativos con efectos adversos sobre la entidad relacionados con el contexto legal, económico o de mercado en los cuales opera la entidad, o en el mercado al que el activo está destinado; así como incrementos importantes en tasas de mercado que puedan afectar las tasas de descuentos utilizadas para calcular el valor en uso del activo. Las pruebas de deterioro se deben ajustar a la situación del mercado reflejando las condiciones económicas actuales.

Es importante que en las entidades en las cuales se visualicen impactos significativos por factores externos, se realicen evaluaciones y estimación de los efectos esperados a lo largo del año y no solo en la fecha de la preparación de los estados financieros, con el fin de informar oportunamente a los accionistas y contar con información actualizada y veraz que presente la situación real de las entidades.

Desde el punto de vista del auditor, se deben desarrollar diferentes procedimientos aplicando el juicio y el escepticismo profesional, de manera que se obtenga evidencia valida y suficiente sobre las proyecciones y análisis realizados por la administración de las Compañías, asimismo, el auditor debe estar atento a cualquier cambio adverso que pueda afectar los juicios y estimaciones utilizados por la gerencia en la preparación de los estados financieros, para que estos sean preparados con información confiable y que permita una toma de decisiones adecuadas a los accionistas y demás usuarios de la información financiera.