El sector minero desempeña un papel central en la transición energética global. En un contexto geopolítico inestable, con cambios regulatorios y la presión por ser más sostenibles, el sector necesita transformar sus cadenas de suministro apoyándose en la resiliencia, la innovación , la eficiencia y la descarbonización.
Como se destaca en el estudio "Algunas Tendencias para las Cadenas de Suministro en el Sector de Minerales y Metales" , elaborado por KPMG, la pandemia ha puesto de manifiesto las debilidades de las cadenas globales. La crisis sanitaria, sumada a los conflictos geopolíticos, han puesto de manifiesto los riesgos de una alta dependencia de proveedores distantes y poco diversificados.
Este contexto impulsó el nearshoring como tendencia. Reubicar etapas de la cadena hacia países cercanos favorece el control logístico, la reducción de riesgos y la armonización regulatoria, además de poder aprovechar los recursos naturales y las energías limpias en casos como el de Latinoamérica.
En el sector minero, la complejidad de la cadena requiere estrategias específicas. Se trata de cadenas extensas, con un alto consumo energético y exposición a la volatilidad de los precios, así como a nuevos requisitos de cumplimiento ambiental, social y de gobernanza ( ESG ).
Además, el aumento de la demanda de minerales críticos, como el cobre, el litio, el níquel y el cobalto, requiere que la minería amplíe su producción sin aumentar su huella de carbono en la misma medida.
Esta ecuación solo será viable con inversión en tecnología. La inteligencia artificial, el aprendizaje automático , la automatización y las herramientas predictivas son esenciales para reducir las emisiones, optimizar los procesos y garantizar el cumplimiento de los objetivos climáticos en toda la cadena.
Las empresas mineras con actividad en Latinoamérica ya reconocen esta necesidad. Según un estudio de KPMG, más de la mitad de los líderes del sector pretenden invertir en tecnologías para acelerar la descarbonización, mejorar la eficiencia y acceder a nuevos mercados con un menor impacto ambiental.
Nuevos estándares para las cadenas de la industria minera
La descarbonización se ha convertido en una prioridad estratégica para el sector de metales y minerales . Se estima que el 85 % de las emisiones de la minería provienen del uso de diésel en maquinaria y de energías no renovables en los procesos, lo que refuerza la urgencia por adoptar fuentes limpias y renovables.
Las empresas de la región ya están empezando a implementar soluciones como la electrificación de minas, el uso de hidrógeno verde y la captura de carbono. Estas iniciativas no solo reducen las emisiones, sino que también aumentan la competitividad y la rentabilidad de las operaciones.
La digitalización también es un aliado en la transición hacia la sostenibilidad ambiental, social y de gobernanza (ESG). El software de gestión de datos , las plataformas en la nube y las tecnologías de trazabilidad nos permiten monitorizar las emisiones en tiempo real y ajustar rutas, proveedores y operaciones con base en datos fiables.
La cadena de suministro necesita ser más integrada y colaborativa. Muchos líderes señalan la escasez de profesionales cualificados como un obstáculo para la transformación digital. Las alianzas estratégicas serán esenciales para superar este obstáculo y acelerar el progreso.
La diversificación de proveedores y rutas logísticas también cobra mayor importancia. Esto reduce la exposición a conflictos, cuellos de botella o embargos comerciales, garantizando una mayor resiliencia ante eventos climáticos, perturbaciones y crisis internacionales.
El acceso a la financiación es otro factor decisivo. Iniciativas como la financiación verde y programas de incentivos a la transición energética se vienen consolidando como palancas para proyectos mineros sostenibles en los países de América Latina.
Brasil, México, Chile y Argentina ya están articulando políticas públicas y líneas de crédito para apoyar la descarbonización. El uso responsable de estos recursos puede impulsar la innovación y generar beneficios ambientales y sociales en el sector.
Sin embargo, la rentabilidad de estas inversiones sigue siendo un desafío. Los altos requisitos de retorno de la inversión (ROI) y la dificultad para fijar el precio de los riesgos climáticos limitan el flujo de capital, lo que exige ajustes en los modelos regulatorios y los criterios de financiación.
El estudio de KPMG destaca que el 61% de las empresas latinoamericanas ya integran objetivos de descarbonización en su estrategia de negocio. Esto demuestra la madurez del sector, que ahora considera la sostenibilidad como una base y no como un costo.
Como actor clave en la transición energética, el sector de metales y minerales necesita equilibrar la productividad, la innovación y la responsabilidad ambiental. Fortalecer la cadena de suministro minera, con el apoyo de la tecnología, la colaboración y la financiación verde, será esencial para garantizar la resiliencia y un impacto positivo en los próximos años.