Por: Manuel Fernandes, Socio líder de Energía y Recursos Naturales de KPMG en América Latina
El conflicto desencadenado en febrero de 2022 entre Rusia y Ucrania contribuyó a acelerar el alza de los precios de la energía en los mercados internacionales, que ya sufrían de cierta inestabilidad y tensión producto de la crisis sanitaria y sus efectos sobre las cadenas de suministro y la actividad económica global. Dado que ambos países son importantes productores y exportadores de energía, el conflicto no hizo más que contraer la oferta de productos básicos y desviar gran parte de la demanda de importaciones de energía desde Rusia hacia otros mercados (principalmente la de los países de la Unión Europea), en este último caso a modo de protesta por la invasión o como medida preventiva ante el temor latente de que sucedieran nuevos cortes en el suministro.