La adopción i4.0 tendrá un profundo impacto en la fuerza laboral. Las organizaciones deberán planificar la transición hoy porque la clave está en el capital humano.

Cuando la tecnología amenazó con reemplazar a trabajadores altamente calificados durante la primera revolución industrial a inicios de 1800 en Inglaterra, los artesanos se alzaron contra las máquinas. Pero los Luditas, seguidores de movimiento iniciado por Ned Ludd, no estaban intrínsecamente opuestos a la tecnología. Lo que ellos buscaban era seguridad laboral.

Tal como en la primera revolución industrial, las fábricas de hoy están buscando que las tareas realizadas por humanos pasen a los robots y a programas de inteligencia artificial. De ahí que los trabajadores actuales están pensando cuál será su rol en el nuevo modelo operante. Nadie atenta aún contra las máquinas pero la preocupación entre las personas es palpable.

La misma sensación está dentro de los departamentos de recursos humanos y directorios. Las empresas reconocen que la adopción de i4.0 requerirá una transición masiva en capacitación, reclutamiento, y entrenamiento a los empleados. Ellos entienden que para alcanzar una mejora real y sostenible en el rendimiento, necesitan que su iniciativa i.40 sea exitosa.