El riesgo de fraude siempre estará presente en todas las organizaciones y es inevitable. La incertidumbre a la que nos enfrentamos a dado origen a una necesidad de constante evaluación del nivel de vulnerabilidad de los sistemas de control interno, el plan de mitigación ante la respuesta de un posible fraude y la gestión de las señales de alertas en procesos críticos de negocios, de las organizaciones.

El modelo de las Tres Líneas brinda ideas muy interesantes en la gestión de riesgos y esto incluye al riesgo de fraude dando especial énfasis en la coordinación asertiva y adecuada con las diferentes instancias involucradas de una empresa (Comités, directorios, departamentos, jefaturas, gerencias, entre otros).

Durante la pandemia, las tres líneas (por ejemplo Gerencias, Control Interno y Auditoría interna) estuvieron muy atentas y vigilantes en prevenir eventos desafortunados que comprometan la estructura de negocio de sus organizaciones y no fue nada sencillo de lograr. Claramente las organizaciones se vieron expuestas a variables desconocidas, lo que permitió identificar puertas abiertas a perpetuadores de fraude para disfrazar un evento de fraude con un error o jugar con la incertidumbre a su favor y utilizar herramientas tecnológicas invasivas para obtener beneficios en tiempo récord.

Las evaluaciones de vulnerabilidades, los planes de mitigaciones ante la respuesta a un posible fraude y las gestión de las señales de alertas se realiza tomando en consideración las experiencias y lecciones aprendidas de todas las partes interesadas, llámese Comités, Directorios, Gerencias Operativas, Control Interno, Auditoría Interna, Cumplimiento, entes reguladores, entre otros.

En este sentido, un coordinación asertiva frentes retos pudiera manejarse mejor con una estructura organizacional con objetivos, roles y responsabilidades claros y el modelo de las Tres Líneas ayudaría en esta iniciativa importante en estos tiempos.

¡Buen día a todos!