En julio, el Consejo de Gobierno del BCE confirmó que está iniciando una investigación formal sobre un euro digital, que durará 24 meses e involucrará a las partes interesadas relevantes en toda Europa. La innovación continua trae nuevos desafíos y el papel de los bancos comerciales podría cambiar, pero un enfoque proactivo en ambas partes debería garantizar que todos estén listos para enfrentar esta emocionante oportunidad.

A principios de este año, KPMG escribió sobre la posible creación de un euro digital, una moneda digital del Banco Central (CBDC) emitida por el BCE. Al igual que otras CBDC, un euro digital sería simplemente un billete digital que podría ser utilizado por individuos para pagar a las empresas o entre sí, o por instituciones financieras en los mercados financieros.

Desde entonces, el euro digital ha generado un debate cada vez mayor. Los defensores creen que podría ofrecer a los ciudadanos europeos la flexibilidad de una moneda digital dentro de la seguridad de un marco adecuadamente regulado, así como ayudar a mantener la influencia europea sobre la evolución de la digitalización. Sin embargo, todavía se desconoce cómo la implementación de un euro digital podría afectar las operaciones de los bancos comerciales en el futuro.

Los bancos que soliciten más información sobre esta cuestión pueden recurrir a los resultados de la Consulta Pública del BCE sobre un euro digital, publicada en abril de 2021. Estos mostraron que las características clave que los consumidores y las instituciones valorarían en un euro digital incluyen:

  • La preservación de la privacidad sobre los datos y las transacciones de los clientes (43% de los encuestados)
  • Un alto nivel de seguridad (18% de los encuestados)
  • Usabilidad en toda la zona del euro (11% de los encuestados)
  • Ausencia de costes adicionales para los usuarios (9% de los encuestados)
  • La capacidad de realizar pagos fuera de línea (8% de los encuestados)

Estas conclusiones sirvieron de base para la decisión del Consejo de Gobierno del BCE de 14 de julio de este año de iniciar una investigación formal sobre un euro digital. La investigación durará 24 meses y tendrá como objetivo evaluar cuestiones clave como el diseño y la distribución. También considerará cualquier cambio que pueda ser necesario en el marco legislativo de la UE, con la participación del BCE con el Parlamento Europeo y otros responsables de las políticas en todo el proceso.

El BCE no es el único banco central interesado en las CBDC. En otras partes de Europa, el Banco de Inglaterra ha creado un Grupo de Trabajo de CBDC para explorar el tema, mientras que el Banco de Francia hizo varios anuncios durante el verano de 2021, específicamente:

  • Planes para probar la liquidación transfronteriza de CBDC al por mayor en asociación con el Banco Nacional Suizo, el Banco de Pagos Internacionales (BIS) y un consorcio de bancos e intercambios del sector privado
  • La finalización exitosa, junto con la Autoridad Monetaria de Singapur, de transacciones transfronterizas simuladas que involucran múltiples CBDC
  • Una transferencia bancaria entre dos personas en Francia y Túnez en dinero de banco comercial, a través de la transferencia de CBDC al por mayor entre el Banque de France y el Banque Centrale de Tunisie

Más lejos, la Reserva Federal en los Estados Unidos pronto publicará una investigación que examine los costos y beneficios de una CBDC, según el presidente de la Fed, Jerome Powell, y China ya ha lanzado un yuan electrónico con planes ambiciosos para implementarlo. Mientras tanto, un ejemplo interregional de colaboración proviene de un programa transfronterizo de intercambio de CBDC dirigido por el BIS y en el que participan Australia, Malasia, Singapur y Sudáfrica. Un ejemplo reciente del potencial del uso de monedas digitales y tecnología de contabilidad distribuida (DLT) también se puede ver en el proyecto mBridge, que es una colaboración entre los bancos centrales de Hong Kong (RAE), China, Tailandia y los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Entonces, ¿qué mensajes deberían sacar los bancos europeos de esta actividad acelerada? Como Fabio Panetta comentó en su discurso a principios de este año en un seminario en línea de Bruegel, un euro digital "podría afectar a los intermediarios financieros de varias maneras". Por ejemplo, otros intermediarios financieros podrían atraer la actividad de pago lejos de los bancos, reduciendo así los ingresos relacionados con los pagos y la información de los clientes, lo que puede conducir a una menor rentabilidad. Además, los clientes pueden mover depósitos de los bancos comerciales a los bancos centrales si existen condiciones atractivas. 

Aunque el BCE se ha comprometido a diseñar el euro digital de tal manera que evite este riesgo, y de hecho ha declarado que necesitará la ayuda de los bancos comerciales para proporcionar servicios front-end, hay algunas implicaciones que los bancos podrían considerar ahora, que también serían relevantes en su movimiento general hacia un entorno mejor digitalizado:

  1. Experiencias del cliente. Las características que los consumidores valoran en un euro digital son las mismas que buscan de otros mecanismos de pago digital: la capacidad de realizar pagos rápidos y de bajo coste, incluso a través de las fronteras, con altos niveles de seguridad y privacidad. Los bancos pueden prepararse para el crecimiento de las monedas digitales y otros pagos digitales diversificando las soluciones para el usuario final.
  2. Consideraciones tecnológicas. La creación de un euro digital plantearía una serie de desafíos y oportunidades tecnológicas, sobre todo la necesidad de integrar la infraestructura centralizada de una CBDC con los sistemas de los bancos comerciales y crear la capacidad de proporcionar servicios front-end. Otros obstáculos podrían incluir trabajar con DLT, acomodar cualquier característica programable de "contrato inteligente" de un euro digital y la provisión de pagos fuera de línea.
  3. Actividades de supervisión. El BCE ya se está centrando en ciertos temas que serán aún más relevantes si se emitiera una CBDC:

a. Privacidad y protección de datos: Un euro digital requeriría la segregación de la información personal entre el operador del sistema de liquidación y otros intermediarios, con múltiples estándares de privacidad aplicados simultáneamente.

b. Lucha contra el blanqueo de capitales (AML): Un euro digital tendría que ofrecer un alto nivel de privacidad, pero sin violar los requisitos de la regulación AML / CFT. 

c. Ambiental, social y de gobernanza (ESG): Las implicaciones ambientales y sociales de un euro digital, como el consumo de energía de los sistemas centrales de liquidación, deberían tenerse en cuenta.

El inicio por parte del BCE de una fase de investigación para un euro digital ofrece a los bancos europeos una ventana de oportunidad para ponerse al día con este tema en rápida evolución. Las entidades de banco deben seguir de cerca las actividades del BCE y de los bancos centrales nacionales y adoptar un enfoque proactivo para prepararse para la evolución futura.

  

                 

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