En entrevista con José Carlos Ortiz, Socio de Asesoría en Gobierno Corporativo, Riesgo y Cumplimiento de KPMG México.

Durante años la ética empresarial fue vista como un complemento opcional para las empresas, e incluso como una declaración de principios más simbólica que operativa. Sin embargo, los tiempos han cambiado y actualmente las organizaciones enfrentan un entorno en donde las fallas éticas pueden desencadenar consecuencias graves: desde sanciones millonarias y pérdida de confianza hasta daños reputacionales irreparables que comprometen la viabilidad del negocio.

En este contexto, la ética empresarial se convierte en una necesidad para las empresas, en donde el Consejo de Administración se encuentra en el centro de esta transformación, ya que, las decisiones que se toman en este órgano definen el rumbo estratégico de la empresa y establecen los estándares de integridad que deben permear en cada rincón de la organización. 

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