Por: Guillermo Goñi, Socio de Deal Advisory & Strategy de KPMG México

Desde su proliferación en los años ochenta, el capital privado se ha erigido como uno de los principales empleadores globales. De acuerdo con el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) e Invest Europe, el número de personas trabajadoras en este sector oscila entre los 12 y 10 millones en EE.UU. y Europa, respectivamente.1 Además, esta industria concentra actualmente más de USD 5 billones de activos bajo gestión (AUM, por sus siglas en inglés), según lo reportado por la plataforma de datos de inversión, Preqin,2 hasta mediados de junio de 2023, su mayor etapa de crecimiento tuvo lugar entre 2010 y 2021.

En este sentido, ¿por qué estas cifras continúan incrementando año tras año? Probablemente sea por la confianza que tienen los inversionistas en el capital privado como un agente capaz de proporcionar un mejor retorno de inversión (ROI, por sus siglas en inglés) que el mercado público, pues el primero regularmente bate índices bursátiles de referencia como son el S&P 500 y MSCI World Index, debido a las ventajas de operar como un ente privado, un modelo de gobierno mucho más liviano, en el que las decisiones sobre operativa e inversión son  tomadas por un único propietario.

También, el éxito del capital privado puede atribuirse a su agilidad para implementar cambios en la función operativa y la flexibilidad financiera que dota a los activos de una capacidad de endeudamiento óptima y acorde al volumen del negocio generado.

Además, estas ventajas de carácter estructural fueron aún más favorecidas a raíz de la crisis global financiera de 2008 y la política crediticia que los bancos centrales tuvieron que promover con bajos tipos de interés para reactivar la actividad económica, por lo que en estas condiciones casi gratuitas de liquidez, el sector experimentó un crecimiento exponencial gracias al subsidio de los gestores o general partners (GP), en su meta por crear valor. Durante este ciclo crediticio, incluso hasta las peores inversiones pudieron ser rentabilizadas debido a las estrategias de refinanciamiento a tasas cada vez más baratas, mientras que aquellas en las que la tesis de inversión fue más atinada, generaron retornos excepcionales.

No obstante, esta exitosa fórmula ha pasado por momentos azarosos desde el segundo semestre de 2022, justo a partir de la escalada inflacionaria y las consiguientes subidas de los tipos de interés, los cuales volvieron a los a niveles presentes en 2006 y 2007.

Por esta razón, se han presentado nuevamente dos grandes fenómenos; por un lado, los GP pausaron las nuevas inversiones provocando una acumulación ingente de capital retenido, conocido como dry powder, de los inversores, y que en la actualidad supera los USD 4 billones.3 Por otra parte, el valor y el volumen de las transacciones globales de capital privado y capital de riesgo en 2023 estuvieron en su nivel más bajo en al menos cinco años, pues el valor de las transacciones disminuyó 34.7% año tras año a USD 474.14 billones, mientras que el número de transacciones cayó de 17,549 a 12,016, según datos de S&P Global Market Intelligence.4

Por lo tanto, nos encontramos actualmente ante un punto de inflexión en el sector, en el que los GP no pueden obtener rentabilidad acudiendo a las estrategias tradicionales utilizadas hasta la fecha, como lo han sido la duplicidad de múltiplos, la expansión inorgánica o mediante un fuerte apalancamiento financiero.

Ahora, los gestores se verán obligados a generar mayor valor mediante la búsqueda y realización efectiva de una mejora de los márgenes operacionales de sus activos. Sin duda, un ejercicio mucho más desafiante y complejo que las tácticas anteriores, pero que ayudará a definir el éxito de las inversiones actuales y futuras comprometidas.

En particular, los GP deberán de promover los siguientes cambios en su manual de inversiones:

  1. Acometer una due diligence integral: durante el análisis preliminar del activo a invertir, no bastará con estudiar sus aspectos financieros y tributarios, sino que además tendrá que abordarse un análisis integral, evaluando exhaustivamente las opciones de crecimiento de los ingresos, así como todas las oportunidades de reducción de costos y mejora de márgenes. También, habrá que asegurarse de que encajen dentro de un marco sustentable con la política social y medioambiental exigida por los diferentes grupos de interés
  2. Creación de valor y post-adquisición: a partir del momento en que se concrete la compra de un activo será indispensable materializar el análisis realizado previamente en el estudio de due diligence. Es probable que la mejora de los márgenes provenga del perfeccionamiento de procesos operativos, de cadenas de suministro o de la posible racionalización de la fuerza laboral, por lo que es importante que todas las partidas del negocio sean sujetas a escrutinio. Por ejemplo, será importante revisar cuál debe ser el presupuesto ideal para abordar los gastos de publicidad y marketing, así como definir qué estructura es la óptima para la fuerza laboral de ventas o cómo puede mejorarse el ciclo de abastecimiento. Estos análisis deberán llevarse a cabo sobre la base de una información o data objetiva generada por las compañías y sus mercados, de manera que respalden y sostengan cualquier toma de decisión operativa que se realice por la gestión. Por ello, es necesario que la Administración se acompañe de los sistemas o tecnología que le permita abordar con precisión los análisis anteriormente citados y facilitar la cuantificación y el seguimiento en tiempo real de las oportunidades de creación de valor
  3. Preparación de la venta del activo: finalmente, los gestores deberán ser muy cuidadosos en la puesta del activo sujeto a su venta, por lo que tendrán que identificar cuál es la estrategia de salida óptima para filtrar o precalificar a los posibles compradores. En caso de no haber desarrollado con anterioridad otras iniciativas de creación de valor, se deberá incluir en los documentos de venta un análisis pormenorizado de las oportunidades que ilustren al futuro comprador para evaluar vías adicionales de rentabilidad

En conclusión, el capital privado desde su enorme irrupción hace más de cuatro décadas, siempre se ha mostrado como un jugador revolucionario que encuentra las fórmulas idóneas para la maximización de los retornos. Hoy, nos hallamos ante una nueva etapa en la vida de estos agentes, y si bien el cambio de paradigma en la gestión será sin duda desafiante, adoptar las estrategias anteriormente descritas promoverá que este mercado siga teniendo un impacto instrumental en el crecimiento económico global.

1.  Private equity holds the key to creating quality jobs for millions, WEF, 2024 y Private equity backed companies create more than 250,000 jobs, growing more than six times faster than the European average, Invest Europe, 2021.

2. 2023 Year in Review, Preqin, 2024.

3. 2024 Private Markets Outlook. Opportunities in mega forces, BlackRock, 2023.

4. Global private equity deal activity plunges in 2023, Standard & Poor's Global, 2024.

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