Por: Roberto Mendoza Socio Líder de Impuestos y Legal en la Unidad de Negocios Noreste de KPMG en México

El uso de herramientas y soluciones tecnológicas ha crecido exponencialmente durante los últimos años, facilitando aspectos de la vida diaria personal y profesional. Lo anterior, en definitiva, ha creado oportunidades, pero también ha dejado entrever la necesidad de incorporar mejores prácticas al mundo financiero, especialmente en la función fiscal.

El cumplimiento con del marco regulatorio fiscal representa un importante reto para las empresas en América Latina, debido a su creciente grado de complejidad. Específicamente, en nuestro país, durante los últimos años las autoridades fiscales han reforzado las medidas de monitoreo, control y revisión de la información declarada por los contribuyentes con la finalidad de detectar omisiones e inconsistencias.

Por lo tanto, es de suma relevancia que los grupos empresariales le den el tiempo a importancia al diseño de un plan de monitoreo adecuado, con el que puedan al menos organizar y conciliar la información interna, para dar respuesta a potenciales revisiones de la autoridad, de manera eficiente y oportuna. Es en este punto que la tecnología se constituye como una herramienta indispensable y eficaz que, además de facilitar el manejo de información en tiempo y forma, da visibilidad a errores y previene otros tantos, habilitando el análisis estratégico financiero, operativo y fiscal de las compañías a corto, mediano y largo plazo.

Así, la profesión fiscal se ve en la necesidad de contar con un profundo conocimiento técnico, pero, sobre todo, con las habilidades necesarias para emplear herramientas tecnológicas que le permitan entregar mejores análisis de información, alineados con los objetivos de la organización, además con una sensibilidad íntima de la operación del día a día del negocio.

Dentro de las soluciones tecnologías disponibles para el departamento contable fiscal, destacan la descarga masiva de comprobantes digitales y la automatización de procesos manuales repetitivos mediante el uso de robots. Otro ejemplo de ello es la conciliación de información contable y de aquella que es visible para las autoridades por medio de la emisión de comprobantes fiscales digitales por internet (CFDI).

Cabe destacar que lo anterior, además de disminuir el margen de error del factor humano, reduce los costos y tiempos de elaboración, facilitando el enfoque en actividades de mayor valor agregado, tales como la detección de beneficios fiscales en la cadena de valor o incluso el aprovechamiento de incentivos. De igual forma, el uso de tecnologías para la visualización de información en tableros facilita la comprensión y análisis de datos que son clave en la toma de decisiones trascendentales para la dirección.

En resumen, la función fiscal en América Latina enfrenta una transformación disruptiva e indispensable y su principal reto es la reevaluación y diversificación de las competencias necesarias para enfrentar los cambios emergentes, priorizando, a diferencia de generaciones anteriores, las capacidades tecnológicas y la identificación de procesos eficientes. Asimismo, es necesaria una mayor inversión y capacitación en estos rubros, las cuales se ven estrechamente ligadas a la cultura empresarial enfocada en la innovación.

Al respecto, el estudio Perspectivas de la Alta Dirección en México 2022 de KPMG en México, reveló que únicamente 10% de las empresas se encuentran en una etapa de madurez de innovación internalizada, lo que representa un retraso en la adopción de soluciones tecnológicas. Este dato habla por sí solo y evidencia una brecha que aún debe subsanarse.

Aunado a lo anterior, es visible que entre los diversos factores que retrasan la adopción de un enfoque revolucionario en la función fiscal se encuentran los siguientes:

  • Falta de concientización aun en algunas organizaciones de la gran relevancia que tiene la función fiscal y la necesidad de inversión en la misma.
  • Carencia de entrenamientos del capital humano en temas de tecnología y procesos
  • Desalineación entre las necesidades tecnológicas (que deben ser hechas a la medida) y los objetivos de las compañías
  • Poca visibilidad de beneficios o retornos sobre la inversión necesaria

Lo anterior deberá transformarse de manera urgente, ya que, de lo contrario, las organizaciones en México y en toda la región sufrirán ineficiencias y severos riesgos, incluso en la operatividad diaria del negocio.

En conclusión, a pesar de que la brecha entre la práctica purista tradicional y la emergente resulta evidente, ya diversos grupos de alto prestigio comienzan a tomar conciencia sobre la necesidad de transformarse; la tecnología cobra para ellos un rol inminente del que dependen la supervivencia y su desempeño competitivo. Finalmente, es crucial reconocer que la adopción de nuevas soluciones tecnológicas reside en la capacidad de las empresas para adaptarse y evolucionar.

Nota: las ideas y opiniones expresadas en este escrito son de quienes firman el artículo y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México

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La información aquí contenida es de naturaleza general y no tiene el propósito de abordar las circunstancias de ningún individuo o entidad en particular. Aunque procuramos proveer información correcta y oportuna, no puede haber garantía de que dicha información sea correcta en la fecha en que se reciba o que continuará siendo correcta en el futuro. Nadie debe tomar medidas con base en dicha información sin la debida asesoría profesional después de un estudio detallado de la situación en particular.

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