Por: Alberto Dosal, Socio de Asesoría en Auditoría Interna y Gestión de Riesgos de la Oficina Monterrey

Prácticamente todas las organizaciones han tenido que sortear profundos cambios derivados de los efectos de COVID-19. De igual forma, las funciones de Auditoría Interna (FAI) han debido adaptarse a las nuevas circunstancias, y se prevé que los cambios y la incertidumbre continuarán durante 2021. En este contexto, las FAI requieren prepararse, ser flexibles y aportar mayor valor, para lo cual sugerimos considerar las siguientes estrategias:

1. Apalancarse en la tecnología

De acuerdo con el 2020 Global CEO Outlook - Edición Especial COVID-19 de KPMG, 69% de los encuestados en México afirmó que la transformación digital en sus organizaciones se ha acelerado debido a la contingencia sanitaria. Las FAI no pueden quedarse atrás, por lo que requieren agilizar la adopción de tecnologías para seguir brindando valor a la organización.

Por otra parte, las restricciones de movilidad han obligado a los auditores internos a trabajar de forma remota, lo que ha evidenciado la factibilidad de ejecutar auditorías de manera virtual. Esta tendencia puede aprovecharse para seguir ejecutando en el futuro muchas de las revisiones mediante esta modalidad. Para ello será necesario apalancarse en el uso de herramientas de comunicación y colaboración, accesos remotos, herramientas de análisis de datos (data and analytics) y automatización, a fin de evaluar los riesgos a distancia, así como implementar rutinas de auditorías continuas.

2. Implementar metodologías ágiles

De acuerdo con los resultados del estudio COVID-19 Impact on Internal Audit de The Institute of Internal Auditors, aplicada principalmente en Norteamérica, 30% de las FAI sufrieron una disminución en su presupuesto, y a 21% les fue reducido su personal. Lo anterior obliga a las funciones a ser más eficientes y a seguir aportando valor con menos recursos. La coyuntura actual obliga a las FAI a implementar metodologías ágiles, que involucran un enfoque más flexible y dinámico, priorizando las actividades que agregan mayor valor. Para ello es necesario llevar a cabo un análisis introspectivo para identificar las actividades que realmente generan un impacto en los resultados, y reducir al mínimo las que no lo hacen.  Por ejemplo, cuestionar el nivel de documentación requerido en las auditorías, ajustar los programas de auditoría conforme avanzan las revisiones, o sustituir los extensos reportes finales por memorandos cortos, dinámicos y más oportunos.

3. Reforzar la comunicación

Los auditores internos deben ser lo suficientemente empáticos y persuasivos para dialogar de forma virtual con personal de distintas áreas y niveles para convencerlos de la importancia de la gestión apropiada de riesgos. Además, es importante que sean percibidos como aliados cuyo objetivo es apoyar a la administración y operación, generando recomendaciones de valor.

Siempre ha sido relevante que los auditores internos comprendan profundamente el negocio, de manera que, al ejecutar sus revisiones, evalúen todas las implicaciones de sus hallazgos en la organización. Más que nunca, este concepto es imprescindible y, al mismo tiempo, complejo.

El auditor interno debe mantenerse en constante comunicación con el resto de la empresa para estar al día sobre los planes estratégicos y todos los cambios que sufra, a fin de visualizar las implicaciones de sus revisiones en el negocio y, en consecuencia, ajustar su plan de auditoría.

La situación actual requiere que las FAI se reinventen, apoyándose en herramientas y metodologías modernas. Para ello, los líderes necesitan llevar a cabo una evaluación integral de su función, manteniéndose abiertos al cambio. Resulta fundamental retar el statu quo de todos los aspectos de la función (estructura, herramientas, metodología, papeles de trabajo, informes, entre otros), siempre con el objetivo de entregar resultados oportunos y generar valor a sus grupos de interés.

 

Nota: las ideas y opiniones expresadas en este escrito son del autor y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México.

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La información aquí contenida es de naturaleza general y no tiene el propósito de abordar las circunstancias de ningún individuo o entidad en particular. Aunque procuramos proveer información correcta y oportuna, no puede haber garantía de que dicha información sea correcta en la fecha en que se reciba o que continuará siendo correcta en el futuro. Nadie debe tomar medidas con base en dicha información sin la debida asesoría profesional después de un estudio detallado de la situación en particular.