Las crisis pueden convertirse en oportunidades para las empresas que logran adaptarse rápidamente y entender la “nueva normalidad”. Sin embargo, mientras algunas industrias aprovechan la presente emergencia sanitaria para expandir su crecimiento, otras sufren graves estragos. El sector fintech se encuentra en el primer grupo, debido a que continúa creciendo en las dificultades gracias a modelos innovadores, tales como formatos digitales y de economía colaborativa.

Durante la primera mitad de 2020, la inversión mundial en fintech alcanzó un máximo de   25.6 miles de millones de dólares, mediante 1221 acuerdos a nivel mundial (Pulse of Fintech 2020 H1, KPMG International). A pesar del impacto que experimentó el sector debido a la pandemia de COVID-19, la inversión en capital de riesgo se mantuvo robusta, con una inversión a nivel global de 20 mil mdd, y se lograron completar muchos acuerdos estratégicos, La fortaleza de este sector radica en sus componentes fundamentales: modelos de entrega digitales que no están restringidos por limitaciones físicas o geográficas; un enfoque en la usabilidad, así como tecnología disruptiva y eficiente que mantiene al mínimo los costos operativos y de adquisición.

Asimismo, el número de empresas fintech en México muestra un incremento anual promedio de 23%, de acuerdo con información publicada por Finnovista en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la cual también destaca a México como puntero en cuanto al número de empresas de la región.[1]

Las fintech, además de tener modelos innovadores para mantener la provisión de servicios y operar bajo las nuevas restricciones físicas y económicas, crean nuevas oportunidades financieras para la sociedad, entre las cuales se encuentran la inclusión financiera de aquellos sectores de la sociedad que no tienen acceso a los servicios financieros básicos, algo muy necesario en estos tiempos de incertidumbre. La naturaleza digital de las fintech, insurtech y start-ups les ha permitido resolver problemas reales ante las circunstancias que estamos viviendo.

El incremento de la apertura de cuentas digitales a mediados de este año[2], en parte gracias a las facilidades emitidas por Banco de México y la CNBV,[3] también generó una oportunidad de crecimiento para los pagos en línea y dinero electrónico, y juega un papel esencial al apoyar la dinámica de la economía.

Asimismo, durante la crisis, la liquidez se convierte en un elemento fundamental y los modelos de peer-to-peer lending y crowdfunding representan nuevas fuentes de crédito en modelos digitales. Es momento de impulsar el uso de estas plataformas, ya que los requerimientos actuales demandan servicios digitales eficientes en todas las ramas.

En 2018, se aprobó en México la regulación aplicable a las instituciones de tecnología financiera, la cual establece los mecanismos con los que deberán cumplir dichas entidades para operar en un ambiente seguro. Para ser autorizadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), se contemplan la ciberseguridad y protección de datos; la gestión integral de riesgos; la prevención del lavado de dinero y fraude; el gobierno corporativo; la emisión de estados financieros y el control interno, entre otros elementos.

En septiembre de 2019 se cumplió el plazo para solicitar la autorización para que las empresas se conformaran como “instituciones de tecnología financiera”; sin embargo, actualmente solo una fintech ha sido aprobada por el regulador. Derivado de la contingencia sanitaria actual y el exponencial uso de soluciones fintech, se requiere fortalecer a estas instituciones para que asegure el manejo adecuado de los recursos de sus clientes, enfocándose en el cumplimiento de los requerimientos establecidos por el regulador.

La crisis causada por COVID-19 también está abriendo la puerta para que las fintech se vuelvan aliadas de distintos sectores, especialmente bancos, aseguradoras, sociedades financieras de objeto múltiple (sofomes) y sociedades financieras populares (sofipos), pues representa una gran oportunidad para acelerar su proceso de transformación digital y dar continuidad a sus operaciones a un costo mucho menor. En particular, para el sector bancario las fintech son aliadas valiosas que contribuyen a la aceleración de las iniciativas digitales de la banca tradicional.

En estos tiempos de incertidumbre se están rompiendo paradigmas. Esto conlleva una transformación en la forma de operar de los negocios, acelerando la digitalización y, de forma preponderante, estableciendo mecanismos que permitan gestionar los riesgos  emergentes.

 

[1] Fintech Radar, Finnovista, 2020.

[2] IX Informe de Tendencias en Medios de Pago, Minsait-AFI, 2020.

[3] Circular 23/2020, Banxico, 2020.

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