31/03/2020

 

Por: Hermes Castañón

Debido a la pandemia de COVID-19, estamos viviendo una contingencia global y local nunca antes vista en la era digital de los negocios, que genera sobre todo incertidumbre sobre cómo reaccionar ante esta situación, tanto de manera personal como en el ámbito corporativo.

Como pilar del mercado global, la infraestructura de la industria de servicios financieros debe estar preparada para dar continuidad a la cadena de suministro de servicios relacionada con este sector. Es un tema que debe atenderse de manera inmediata.

Las entidades financieras están ejecutando planes de continuidad de negocios previamente establecidos, para garantizar la disponibilidad de los servicios indispensables para la sociedad y las empresas, tanto digitales (aplicaciones móviles y servicios en internet), como físicos (sucursales, dotación de efectivo en los cajeros automáticos, uso de tarjetas de crédito y débito, respuesta de aseguradoras, entre otros temas).

El impacto en el negocio de esta contingencia sanitaria se relaciona con factores primordiales como los colaboradores, que trabajan en los aspectos operativos para garantizar la continuidad del negocio. Ante ello, las instituciones deben establecer planes, y considerar que sus empleados pueden sufrir imprevistos.

En el mismo sentido, la sociedad sigue necesitando servicios financieros, a pesar de la pandemia de COVID-19 o cualquier otra contingencia. Los usuarios o empresas podrían experimentar situaciones de liquidez; por ello, las instituciones deben prepararse para atender sus requerimientos.

Puede haber procesos en los cuales las instituciones dependan de proveedores externos. En esa circunstancia, tendrán que estar en comunicación constante para evitar que se rompan los procesos operativos; asimismo, la comunicación oportuna y abierta tanto con colaboradores como con accionistas, clientes y reguladores, es un factor crucial a considerar ante el posible impacto de la pandemia de COVID-19 sobre el negocio.

Por otro lado, puede haber otros factores externos, que generen retos adicionales a los que se están presentando a consecuencia de esta contingencia; entre estos destaca la volatilidad en el tipo de cambio y en los mercados de capitales o la reciente decisión del Banco de México (20 de marzo, 2020) de bajar las tasas de interés en 50 puntos base para alcanzar un nivel de 6.5%.

Asimismo, hay que considerar los desafíos en la continuidad de generación de información financiera y no financiera, fiscal y legal, que debe enviarse a distintos reguladores en fechas específicas. Ante ello, las instituciones deben considerar impactos a corto, mediano y largo plazo.

Sin duda, en el contexto actual, la gestión de riesgos operativos, incluyendo la ciberseguridad, así como la ejecución de los planes de continuidad de negocio, la cadena de suministro de servicios y el seguimiento de estrategias de transformación digital, son retos inmediatos y a mediano plazo que las instituciones de la industria de servicios financieros deberán enfrentar mientras la contingencia sanitaria sigue su curso.

 

*Nota: las ideas y opiniones expresadas en este escrito son del autor y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México.

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