Las aplicaciones y plataformas de “low-code” están posibilitando la creación de software sin grandes conocimientos de programación, lo cual tiene un gran impacto sobre la rentabilidad de las empresas ya que incrementa la eficiencia y agilidad de los procesos. El secreto es que las plataformas de bajo código permiten a los usuarios compilar elementos de software siguiendo un enfoque de bloques de construcción, es decir que se combinan módulos ya creados, lo que significa que ya no se programa, sino que se configura.
Sin embargo, para explotar su potencial es necesario un entorno interno favorable a la innovación: cuanto más cooperativa sea la forma de probar las posibilidades del low-code en los equipos, más éxito tendrá el intercambio de conocimientos entre equipos y departamentos y, por tanto, los resultados finales del proceso.
Ante esta situación, las preguntas que muchas empresas se plantean son: ¿por dónde debemos empezar a aplicar estas nuevas herramientas? ¿Y cuáles son los factores cruciales para el éxito en el uso del low-code? La respuesta a estas preguntas se puede encontrar en nuestro informe titulado "El low-code es una transformación cultural", que KPMG ha elaborado junto con HfS, un instituto de investigación de mercados.