Los stress testing, o pruebas de resistencia son una herramienta importante para la gestión de riesgos usada comúnmente por los bancos como parte de su gestión interna de riesgos, y a partir de Basilea II (año 2004) estas pruebas fueron ampliamente promovidas por los entes de control. El propósito de estas pruebas es alertar a los bancos sobre resultados inesperados y adversos relacionados con una variedad de riesgos y proporcionan un índice de cuánto capital podría ser necesario para absorber pérdidas en caso de que ocurran grandes conmociones. Es decir, las pruebas de resistencia ponen en evidencia la respuesta de los principales indicadores de los bancos ante un escenario ‘estresado’ o de crisis.