Las organizaciones se enfrentan a desafíos cada vez más complejos, ya sea en cuestiones ambientales, regulatorias, sociales y/o de ciberseguridad.

Dada la complejidad de este escenario, las áreas de riesgo de las empresas deben mostrar efectividad y resiliencia. Sin embargo, enfrentan otras presiones, como, por ejemplo, reducir los costos y lidiar con tecnologías obsoletas y talento calificado limitado.

Adoptar el enfoque tradicional de ampliar las operaciones de riesgo ya no resulta viable. Para prosperar en un entorno empresarial dinámico, es esencial que la alta dirección cambie su mentalidad y entienda el riesgo como un facilitador estratégico y una fuente de valor.

Como destaca el informe El futuro del riesgo de KPMG, es crucial que las empresas estén dispuestas a transformar sus enfoques de gestión de riesgos. Sólo así podrán aprovechar las oportunidades en medio de un contexto incierto.

Riesgo: generador de valor estratégico

El estudio, basado en una encuesta a 400 ejecutivos de diferentes regiones y sectores, enfatiza la necesidad de brindar una visión clara de la estructura, función, propósito y valor de los riesgos para toda la organización.

Alinear la gestión de los riesgos con los objetivos estratégicos de la empresa es un paso fundamental en este proceso. Además, es necesario promover un cambio en la función de riesgo para pasar del “cumplimiento y control” hacia la “creación de valor”, aprovechando tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA) y la IA generativa.

Los resultados también muestran que los profesionales de la gestión de riesgos pretenden adaptarse de forma proactiva a los nuevos tipos de “amenazas”, derivadas del uso cada vez mayor de IA, así como de cuestiones geopolíticas, reputacionales y de sostenibilidad, o de las tecnologías de la información (TI) y la ciberseguridad.

La encuesta de KPMG también indicó que el 90% de los ejecutivos cree que el ritmo de transformación en la gestión de riesgos ha aumentado, en tanto que el 56% aseguró que este aumento ha sido significativo.

Estos resultados subrayan la importancia de preparar a las organizaciones para que puedan hacer frente tanto a los riesgos externos como a los desafíos internos.

Cambiar la forma de gestionar el riesgo requiere una reevaluación profunda, que implica la integración de las diferentes áreas de la organización, el alineamiento con el negocio y la percepción del riesgo como generador de valor. Entre los imperativos estratégicos, el estudio destacó:

  • El riesgo debe ser una responsabilidad compartida por todos los miembros de la C-Suite, con un liderazgo que promueva una cultura consciente del riesgo en toda la organización.
  • Las decisiones de riesgo deben agregar valor al negocio, transformando la función de riesgo en un servicio que cree valor constante.
  • La gestión de riesgos debe integrarse en la toma de decisiones empresariales, permitiendo una visión holística de los impactos organizacionales.
  • Deben utilizarse tecnologías digitales, como la inteligencia artificial y el análisis de datos, para mejorar la gestión de riesgos y mitigar amenazas potenciales.
  • Es crucial invertir en una fuerza laboral calificada y en tecnologías modernas como la inteligencia artificial, la ciencia de datos y la ciberseguridad.

En resumen, el futuro de la gestión de riesgos está directamente relacionado con la forma en que las empresas utilizan los datos para predecir y responder a eventos disruptivos. El desarrollo de una arquitectura de datos común permitirá un análisis de riesgos proactivo, aumentando así la resiliencia organizacional.

Además, transformar la gestión de riesgos en un elemento generador de valor es el principal desafío de las organizaciones. Establecer una visión clara de los riesgos, desarrollar estrategias alineadas con los objetivos del negocio y capacitar a la fuerza laboral para enfrentar las nuevas tecnologías son pasos esenciales en este proceso.

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