El brote de COVID-19 ha afectado al comercio mundial, sin excluir a ninguna industria, y ha hecho que las entidades identifiquen nuevos riesgos, preparen un plan de respuesta, implementen nuevos controles o aumenten los controles existentes, y monitoreen la efectividad del sistema de control interno sobre la información financiera (ICFR); todo esto mientras los empleados trabajan de forma remota. La necesidad de implementar cambios para responder a los nuevos riesgos que ocurren con una rapidez sin precedentes ejerce presión sobre las entidades para mantener un sistema de ICFR efectivo.

En general, las empresas registradas en la SEC[1] usan el Marco COSO para diseñar, implementar, monitorear y evaluar la efectividad del sistema de ICFR. El Marco de Control Interno COSO incluye cinco componentes de control interno -Ambiente de Control, Evaluación de Riesgos, Actividades de Control, Información y Comunicación y Actividades de Monitoreo-, así como 17 principios que deben “estar presentes” y “funcionar” en forma conjunta e integrada para proporcionar una seguridad razonable de que los estados financieros no contienen errores significativos. En este tema de actualidad, consideramos cómo los componentes del Marco COSO probablemente se vean afectados a raíz del brote de COVID-19.

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[1] SEC son las siglas de la Securities and Exchange Commission de Estados Unidos, un organismo de la Administración estadounidense que regula los mercados y protege a los inversores en Estados Unidos.

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